Duele el viento por la rambla vacía,
la arena mortifica las retinas
y el mar sediento, revoltoso
se hace un festín con los recuerdos.
La feliz en invierno es otra cosa,
las carpas que no están,
los balnearios muertos…
pocos bares en Alem que
juegan a otra cosa con los locales.
Teatros con marquesinas viejas,
los hoteles albergando la orgía
de un encuentro médico,
el diario titula Peñarol Campeón
mientras toma un café el frío sobre la Colón.
Mar del Plata en junio invita a la melancolía,
y yo, la frutilla del cuadro
jugándome un pleno al futuro en el casino,
y ella, revulsiva de las imágenes tristes
se ríe y cuando salé el 15, me dice “you won”.
En un hostel con apellido de balcón,
las cuarta cerveza se toma entre dos,
la quinta desnudos, abrazados en un colchón.
La yankee que viaja por el mundo
se muere de risa en el desayuno
y yo me río, y la beso, y sonreímos.
Duele menos el viento por la rambla
caminando de la mano por la arena…
y jugamos en los balnearios muertos
a las escondidas de otros dos
que hacen el amor como nosotros..
No hay mañana y lo sabemos,
no hay promesas, y lo entendemos;
Mar del Plata invita a la locura,
un película de Woody Allen,
y nosotros, los locos protagonistas.
miércoles, junio 30, 2010
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