lunes, septiembre 13, 2010

Colectivo

I

Lleva la tristeza a cuestas en la cara
como si ni siquiera le hubiese
pedido permiso al abordarla;
párpados cansados,
mejillas insatisfechas,
quien supiera decirme adónde
están perdidos esos ojos.

Su rostro no es estático
como quién denota soledades
mas bien tiene gestos espontáneos
como de cita en bancarrota.

Sin embargo vende barata su tristeza,
lleva innata la belleza aquella cara
como si la tristeza fuese apenas
un fracasado intento de disimularla.

II

Ahora busca respuestas en un libro
o ahorra preguntas,
o deshace realidades
o rememora conflictos
o una libre asociación con besos,
o quizás simplemente lee,

sólo eso...

Lo cierto es que es
tan bella aquella cara
que ya bajé del colectivo
y me sigue retumbando.

sábado, septiembre 11, 2010

Si me hubieran dicho

Y si me hubieran dicho
allá en el tiempo en que los consejos
te entran por un oído
y se quedan alojados en algún
lugar recóndito,
para aparecer en el momento
más inoportuno.

Que los fracasos siembran fortalezas
y duelen tanto como enseñan,
los triunfos son digamos pasajeros
y el éxito un concepto tan ambiguo
como siniestro en sus modales.

Si me hubieran dicho
en los tiempos que vivir
era tan rápido
que morder las banquinas
de madrugada
se convertía en el deporte favorito

Que la física y la filosofía
son tan minimalistas
en lo profundo de la cama,
y la química es un principio
un tanto heterodoxo.

Que las palabras no son
más débiles que los besos
ni las rimas más fuertes
que los silencios
ni los ruidos opresores
ni siquiera las mañanas
son tan libres.


Si me lo hubieran dicho,
(seguro que me lo dijeron)


Hoy, quizás, no estaría acá…


Y que absurdo que sería.

domingo, septiembre 05, 2010

Entre Maria y manuela

De la ciudad cuna de bandera
entre María y Manuela
varaste en el pueblo cansino
por tus ojos daban oro macizo,
los niños soñaban inquietos
besarte en la boca por la San Martín.

En la ciudad de las luces
culpamos al tiempo perdido
la noche que hicimos las paces
con el ahora y el antes,
en el banco de una plaza mezquina
una madrugada sin saber que decir.

Para que contar de la tele
apagada enfrente del morbo,
la cita torpe del viernes
duró mil besos y tres días,
el domingo de mates, risas y polvos,
tuvo su final feliz.

En los meses siguientes el sobre
el no sé, el no me importa,
si supiera predecir el futuro
me embarco igual en la historia,
insensato sería ahorrarme el ahora
para entonces volver un tiempo después.

Con mi mentón hacia arriba en tu reino
imploraste una tregua en el juego
para poder concentrarte,
con las vista posada en la llave
oí las malditas palabras en tu calle
que nunca quise escuchar.

Mujer de largos insomnios,
risa de diamante y platino,
te escribo estos versos indiscretos
esta madrugada sin crédito
sin querer queriendo encontrarme
con tu indiferencia como la última vez.

Entre María y Manuela
yo sé que en el fondo del río
tiró el secreto conmigo
para guardarlo del chisme
junto a una carta invible
que pensó alguna vez…

Entre María y Manuela
se esconde una estrella
cuya luz maquiavélica
despierta mis noches en poemas,
me invita a jugarme las cartas
aunque las apuestas las pierda
como treinta a tres.

jueves, septiembre 02, 2010

Hoy podría describir el mundo

Hoy podría describir el mundo;
Podría contar la historia de vagabundos ignotos,
el caminar pausado del abuelo en la plaza
la plácida inocencia de su nieto en la hamaca


Podría hablar del detalle en la prima de alguien
de un escape a una playa desierta disfrazado de viaje
de la ciudad del más vivo / de éste calor agobiante
del placer del pecado / de algún detonante


Hoy podría inventar mil historias
de amores eternos / amores lejanos
de ilusiones triviales en navegantes audaces
de caprichos del miedo / de gigantes enanos


Podría citar mariposas silvestres / la libertad los pájaros
victorias insipidas / raid delictivos/ traidores acomplejados
Crear mil metáforas sobre el triunfo de los derrotados
sobre el universo paralelo en que viven dos enamorados


Hoy podría simplemente describirte
inmortalizar en palabras tus riquezas internas
citar con locura cada músculo de tus labios
recitar de memoria cada rincón de tu cuerpo
en un par de rimas desnudarte al viento


Sólo una cosa yo no podría...
describir en palabras que es lo que siento
cada vez que mi piel roza tu cuerpo
cada vez que mi boca enfrenta tus besos

miércoles, septiembre 01, 2010

...

Era el fuego carnal de mis tardes de invierno,
el motor ideal, ladrón de la paz, defunción del ateo,
el depósito perfecto donde inmortalizar mis deseos,
asesina serial, cementerio letal, finales inciertos.

Era el principio de amar, el final del principio,
el rincón ideal para emborrachar al hastío,
el silbato dictando el final de caprichos prohibidos,
el paisaje del ocaso mortal donde quedarse dormido.

Un día sin lluvía amenazó un temporal de pretextos,
las hormonas al viento consumieron los restos,
se llevó en su coche el invierno un septiembre cualquiera,
me dejó al futuro precoz un olor a primavera de mierda.

Condonó sin dudar mis deudas impagas de celos,
no le importaba cobrar, ni siquiera la mitad de mis pesos,
me dijo: soportá sin sumar el vacío post derroche de besos,
con suerte podrás rimar, has ahorrado silencios.

Me contaron que al siguiente verano junto al mar,
canciones de cuna la vieron cantar, "receta ideal",
conservaba mi anillo de ciego, el glamour de sus pechos,
la cartera de navidad pordiosera, un hostal sin su techo..

Los amores que te hacen temblar
conservan espinas,
el cuerpo suele recordar
donde no se mentía.

No se olviden que la adicción
muere contigo.
No se espanten si el corazón
extraña el domingo.

Un día volvió con sus ojos de amor, su razones de ombligos,
elegí no sentir, refugiándome en la farsa del orgullo cobarde;
con el corazón roto, los deseos intactos, el miembro parado,
un enorme tarado embriagado de su autoestima muy alto.

Los amores que te hacen temblar
conservan espinas,
el cuerpo suele recordar
donde no se mentía.

No se extrañen encontrarme
mas temprano que tarde
en sus días inquietos.
No pretendo negar
a la compañera ideal
para volvernos viejos.

Es el fuego carnal de mis tardes de invierno,
el depósito perfecto donde inmortalizar mis deseos;
es el principio de amar, el final del principio
el paisaje del ocaso mortal donde quedarse dormido.

Puntos cardinales

Al oeste de mi almohada el epitafio sobre las huellas de tus besos, al este el maldito acertijo de pasar las noches conmigo; el re...