domingo, marzo 27, 2011

Retrato de un momento

Posada estás en el sofá que da a la ventana,
con tu boca enmudecida y tus ojos
mirando acaso sin notarlo
los restos de las calles moribundas
del tercer día de lluvía consecutivo.

Y yo, que hasta hace tres minutos
condimentaba la cena de esta noche
me inmerso en mi juego preferido
de dibujar en palabras tus momentos;
recorro tu pie ezquierdo en subi baja
como marcando el ritmo de algún pensamiento,
tus piernas regaladas a mi jean favorito,
el ombligo rebelde saludando al ventanal,
la mueca de tus labios en tus silencios.

En tus manos está la clave de la victoria,
los dedos en sutiles movimientos,
el pulgar sosteniendo tu mentón
mientras el anular toma mi lugar entre tus labios.

Sé que estás volando por algún mundo paralelo,
urgando en ciertos recovecos que
te hacen prender un cigarrillo
y no notes que se me acaba de caer la lapicera;
a dúo con la última pitada regresas
y preguntas si ya está lista la cena,
en cinco minutos te contesto con beso incluido.

Pienso en preguntarte que estabas pensando,
me callo, eligo quedarme con la imagen
de tu cuerpo dialogando con sí mismo;
me alcanza con tu sonrisa para enamorarme,
un poco de misterio hace éste juego divertido.

Una Mujer

Una mujer ligera de ropas es
una incitación al improperio
el primer verso de una balada
un acuerdo tácito de besos.

Una mujer sin ropas es
un manjar para los labios
una adicción para las manos
es, quizás, el más sublime
de todos los pecados

Pero una mujer desnuda,
cuando sus ojos ya no fingen
ni siquiera su belleza

es una invitación a entusiasmarse,
una herida de muerte a la razón
una plegaria a desarmarse.

Una mujer desnuda / al descubierto,
es un misterio fabuloso
un tremendo laberinto
que bien vale
una vida transitarlo.

Puntos cardinales

Al oeste de mi almohada el epitafio sobre las huellas de tus besos, al este el maldito acertijo de pasar las noches conmigo; el re...