No me pidas que escriba del paraíso
de tu entrepierna y todos sus suburbios,
ni sueñes que la causa es no recordarlo
pues los tengo en el cráneo atornillados.
Te escribí ésta canción en una copa
del mejor Malbec avinagrado,
a la rima la nostalgia le hizo un piquete,
con el delirio la realidad se hizo un banquete.
Yo era adicto a cerrar puertas sin llave,
vos cortabas los pimpollos antes de florecer,
no lo niego el negocio era rentable
con dividendos dos o tres veces al mes.
El día que dejé la puerta abierta
no fue descuido ni el estado de embriaguez;
tus ojos fueron dagas a mi estrategia…
no me consueles, fui yo quién me enamoré.
No me pidas que escriba de los augurios
de tus pezones en plena desnudez,
ni siquiera puedo nombrar los artilugios
que dibujaste en mi espalda aquella vez.
Entre el cielo y el infierno no hay entrepiso
ni cobardías que no lleven consecuencia,
entre vos y yo no hay final que sea digno
ni razón para dejar la puerta entreabierta .
Te escribí ésta canción en una copa
del mejor Malbec avinagrado,
la ilusión se perdió al darse cuenta
que no he podido dar vuelta la hoja…
El Malbec no estaba avinagrado…
miércoles, febrero 10, 2010
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