martes, mayo 25, 2010

Algún día escribiré mi historia;
y, sin dudas, tendrás un párrafo,
un pétalo en el rosedal de los recuerdos;
serás un suspiro de una época,
un capricho de mujer desnuda,
un impass ambiguo
un motor encadenado a las bestias
que rompían mitos en una habitación.
Serás una espera inquieta,
un sermón cobarde de tu propia iglesia
un viaje al edén de lo inconcluso.
El ciempiés que tomó vuelo propio.


Y la historia no llorará tu ausencia
ni sobrevolará los nidos de los quién sabe.
No habitarás versos tristes de madrugada
ni ahogarás principios de musas inspiradoras.
No serás ausencia aunque estés implícita
en detalles absurdos / manías acumuladas,
frases decorativas / besos aprehendidos-


Estarás implícita en detalles absurdos,
en el perfume para el baño,
en la siesta vespertina,
en el pollo a la pimienta.
En los mensajes del celular reprimidos
porque las discusiones se miden cara a cara.
Habitarás eterna en la elección del vino,
Malbec si es un tinto. blanco un torrontés.


Algún día, tal vez, en unos años
te encuentre, una vez más, caminando por el alto,
y, obvio, me mostrarás las fotos de tus nietos
y yo te hablaré de mis hijos, por supuesto,
y pensemos, aunque no lo diremos por si acaso
que podrían haber sido nuestros...
Y me contarás arrugas con tu sonrisa abierta,
entre café sin cafeína y donas que no engordan.


Y diremos adiós con miradas tiernas,
mientras vos piensarás que hubiera sido
si no tomabas ayer ese vuelo;
y yo que hubiese pasado si te hubiera acompañado...
Y en el taxi te des cuenta, y yo en la calle piense
que un día fuimos protagonistas
yo de tu vida, vos de la mía
y terminamos siendo actores de reparto. .

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