Sentado en la mesa de áquel bar
un martes de enero de algún año
de una fecha si mal no recuerdo
cápicua
en compañía un café doble
y una lluvia torrencial hermafrodita...
Entró ella entre perdida y decidida
un clavel mojado y desarmado
resaltaba sobre el costado izquierdo
de su cabello que le había regalado
no sé si al agua o al viento
su peinado
Empapada y tiritando
su remera traslucía mi destino..
desilucionada, no encontró lugar
mi café doble se vistió de caballero
y le ofreció un lugar...
No sé muy bien como pasó
al rato empapados de lujuria
Decorábamos aquella extraña intersección
matándonos a besos en aquel rincón
El atardecer pasó volando /
La noche se hizo corta /
La madrugada nuestra aliada
Y el sol nuestro telón
Se fue sin dejar rastro
sin un teléfono /
sin un hasta luego / ni una dirección
Sólo dejo su clavel en el bolsillo de mi saco,
y su perfume impregnado en mi corbata azul..
Una mañana azul como cualquiera
la encontré en el subte
Seria como Santo /
Discreta como el bodegón
Me acerqué y le susurré al oído
“te olvidaste la sonrisa,
arriba de la mesa
junto a la censura de tus labios
En aquel viejo Bar”
Me guiño un ojo,
Apenas sonrió…
En ese instante me percaté
que llevaba de la mano
a un niño de unos 5 años
que le decía mamá
martes, agosto 25, 2009
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